Todos los
días al atardecer, se oía en el bosque
el sonido del yembé, que su enamorado tocaba para ella, con la
veneración y el júbilo de ofrecérselo a una pequeña diosa, y el Hada de las
Fuentes empezaba suavemente una danza
melodiosa, siguiendo el ritmo del tambor.
Su cuerpo y sus ligeras faldas de
gasas ondeaban al son de sus pies, y sus
brazos se elevaban armoniosamente.
Parecía que la Tierra hablara bajo sus pies movida por el son de
la música, y todo el bosque la
acompañaba en su baile.
La danza expresaba la alegría que había en el
bosque, la alegría de vivir en el y de sentirse vivo.
.......¡El bosque estaba en peligro!, las fuentes
habían dejado de manar desde que el Hada de la Fuentes había enfermado.
Los duendes no tenían agua, los manzanos, los
melocotonares tenían sed....Todo el mundo pedía agua. Las fuentes comenzaron a
secarse y todo el bosque comenzó a debilitarse.
Los duendes del lugar no sabían que hacer para
recuperar la alegría y la vida de su bonita Hada.
¡Algo preocupante estaba ocurriendo en el
Bosque Encantado!,
Todo empezó cuando en uno de sus muchos viajes, que hacía de bosque a bosque y de fuente a fuente
tropezó con las ramas de un árbol,
y al caer al suelo sintió un profundo dolor y vio como sus alas se habían roto. También
perdió su talismán de coral que llevaba siempre colgado a su pecho, y que la protegía y la daba poder.
¡Qué terrible lo que ha ocurrido! ¡Qué dolor
tan grande!, y empezó a entrar en un estado de profunda tristeza.
Las Hadas Mariposas que volaban por los
alrededores la vieron y fueron en su ayuda, y entre seis de ellas formaron un
lecho uniendo en hilera sus alas, que desde lo alto dibujaban una guirnalda de flores
multicolores, y así la transportaron
cuidadosamente a su cueva.
El hada quedó postrada en su lecho, con su
aspecto pálido, débil, y su gran corazón
inundado por una profunda tristeza, y solo hacía que llorar y llorar...., rota
por su dolor. Tan profundo fue su llanto que sus lágrimas sirvieron para regar
el bosque y que no se secara.
Allí en su lecho vi su pálido rostro, su
semblante triste y sus labios cerrados y apagados. Era tal la postración en que
se encontraba, que no podía abrir sus ojos, no podía mirar, solo podía oír y
dejarse sentir por dentro y a través de su piel.
Los duendes del lugar estaban también asustados
y llenos de miedo. ¿Que va a ocurrir con
el bosque?. Dejará de tener vida y dejarán de manar nuestras fuentes.
“Recuperarás tu voz y podrás volver a cantarle
al agua.
¡No llores más Hada bonita!.
¡Di a tu corazón
que se calme!.
y alegrarás al bosque con tu música,
con tu canto y con tu danza.
con tu canto y con tu danza.
Tus alas nacerán de nuevo,
volverás a volar de fuente a fuente
y volverás a cantarle al agua..
volverás a volar de fuente a fuente
y volverás a cantarle al agua..
La cubrieron con mantas hechas con hojas
recogidas en el otoño y secadas al sol, de colores rojos, anaranjados, ocres y amarillos..., que
la daban calor y la dejaban descansar.
Los duendes hacían turnos para arroparla y
cuidarla y siguieron recogiendo sus lágrimas, con las que regaban el bosque.
¡Dejadla
sola, necesita descansar!
La llenaron de ternura, de besos, de caricias y
entró en un profundo sueño,
del que tardó mucho tiempo en despertar.
El duende guía puso a todo el bosque a
trabajar...para buscar el talismán perdido.
De noche encargó a las luciérnagas coger a cada
un farolillo y haciendo pequeños senderos
por todo el bosque buscaron la piedra preciosa. Anduvieron y anduvieron,
.... y hasta salieron fuera de los recintos del bosque,,,,,-parecían un
senderito de luces-.... y al llegar a un semicírculo sin árboles apareció una
luz brillante que las deslumbro.
¡Y a todas se les cayeron los farolillos al
suelo!,...!Qué piedra tan brillante y tan preciosa!.
Su color coral con rayos irisados de múltiples
tonos la hacia parecer un farito dando destellos.
Era de gran tamaño para ellas, por lo que llamaron al Hada Reina Mariposa,
que era un ser deslumbrante,… su cuerpo de color rosa hacia juego con sus
preciosas alas que parecían vidrieras dibujadas en tonos rosados. Cogió la
piedra cuidadosamente y la transportó entre sus alas y al atravesar el bosque
le iba iluminando con su luz y dibujando
un sendero en el que brillaba un rosado arco iris.
¡Ha aparecido su talismán! ¡Que gran noticia! y
se lo colocaron en su pecho.
El gran talismán era un coral de hermosa
belleza, ¡Óh, que belleza!....
El Hada de las Fuentes al recuperar su talismán
de coral volvió a sentir calor en su corazón y a recuperar su respiración, la
había perdido y hacía que sintiera un
frío polar.
Esa piedra era la hoguera que daba luz al lugar,
iluminando las cosas... allí se cargaban las luciérnagas de luz y los grillos
recargaban sus alas para cantar por la noche....Las Hadas Mariposas abriendo
sus alas rosadas cuidaban y protegían el
hermoso coral y al atraversarlas con su luz
iluminaba la cueva con una cascada de color.
La piedra preciosa la devolverá su dulzura, su
belleza y su alegría.
Los duendes del bosque seguían cuidándola cada
día,..........
....Y haciendo una hilera varios de ellos como
un gran ciempiés la transportaban a las pozas de aguas transparentes, cuidadas por hermosas libélulas con alas
nacaradas, y allí la bañaban en agua de rosas que los duendes dejaban en reposo
cada noche, y así poco a poco su piel fue recuperando su tono rosado. Allí también las Hadas Mariposas recargaban su
color.
La peinaban
todos los días sus ondas doradas con peines de oro y la cubrían de
aceites y aromas.
Los osos del valle naranja,,, la hacían cada
mañana mermelada de melocotón, y sus rostro poco a poco volvía a ser terso y
suave y cogía un tono dulce y aterciopelado.
Los seres del lugar admiraban la belleza de su
Hada y recordaban las noches en que bailaba para todo el bosque alrededor de sus fuentes y ellos la
acompañaban en su danza al ritmo del sonido del yembé, que su enamorado mulato no había dejado de tocar por si su pequeña
diosa pudiera oírla.
Recibía una suave brisa en su rostro, como si
una dulce mano la acariciara.
Un manto la cubría.
Su rostro día a día se fue transformando y
volvía a expresar la ternura y belleza de siempre.
Ya eran capaces sus labios de esbozar sonrisas, sus ojos parecían abrirse y abrirse sin cesar, como para creer
que ya podía ver de nuevo, su tez se
cubrió de una manto aterciopelado y a su
corazón volvía la alegría, podía sentirle latir contento y lleno de vida.
Los duendes estaban contentos, veían como su
Hadita se iba recuperando....continua