miércoles, 6 de junio de 2012

El Gran Bosque Quemado



En la ladera de  la montaña, cubierta de un bosque oredado de cuevas con puertas secretas, vive una vieja sabia chocolatera en una choza de paja. Es el Gran Bosque Quemado. A lo lejos, su desnudez dibuja unos grandes labios, empezando a sonreír.  
Desde ese lugar mirando al horizonte, desde un gran mirador, se divisa un hermoso valle, en el que se dice vive camuflado un viejo dragón recostado, que a lo lejos parece formar una gran colina. En sus alrededores se encuentra escondida la ciudad de la luz, un lugar misterioso y oculto del que las leyendas hablan, y al que aún no se sabe como llegar.
Desde el gran incendio que arrasó el lugar, el viejo dragón se convirtió en su secreto guardián y aunque lleva años sumido en un profundo sueño, con uno de sus ojos medio abierto permanece siempre alerta, resguardando el bosque y la ciudad de la luz.
La vieja sabia quedó fascinada mirando al cielo.
- Hoy el gran dragón se ha movido.
-¡He visto reflejada la sombra de su pesado esqueleto en una nube! Y eso es que está despertando de su profundo sueño, dijo la vieja sabia a Violeta y Amapola, dos niñas que aparecieron perdidas en el bosque y que viven en la choza de la vieja chocolatera.
- Hoy acudirá a visitarnos.
-Traed leña para encender los fogones, tenemos que preparar muchos pucheros de chocolate, hace mucho tiempo que reposa y traerá mucho hambre. Vendrá de noche antes de que amanezca, le guiará a la choza el dulzor del olor del chocolate.
Y recogiendo su musculoso cuerpo se dirigió a la choza. Cuando llegó al lugar, el bosque aún permanecía dormido y salieron a su encuentro las dos niñas.

¿Vosotras no me conocéis?, preguntó a la niñas. Sí,-Sabemos de ti todas las noches, reconocemos tu hondo rugido resonando en el bosque, mientras duermes, uf,uf,uf.
Y contarme Violeta y Amapola ¿como está el bosque desde el gran incendio?. Y le empezaron a contar... Se va recuperando poco a poco de su vieja herida. Hemos cubierto sus grandes calvas con hierbabuena, y repoblado su tierra desierta con flores. La frescura de la hiedra que ha crecido en el lugar penetra por su piel, y le va calmando.
Todas las noches le cubrimos con una gran gasa blanca, para que el rocío del atardecer le empape y le alivie su vieja herida.
Y el semblante del gran dragón se enterneció oyendo a las niñas y acariciando su dorado pelo que brillaba como si fueran hilos de cobre. Las dijo seguid contándome..., -y la niñas le siguieron contando- Se va acostumbrando a mostrar su desnudez, y él sabe que necesita mucho tiempo para recuperarse, y volver a ser el bosque que un día fue. 
Sabemos que lo logrará, nosotras le cuidaremos hasta que eso ocurra. La vieja sabia es muy generosa con el, y tu su mejor guardián.


¿Como te llamas viejo amigo? -Le preguntan las niñas al dragón- Me llamo Guzu, llevo el nombre de la colina donde habito !es tradición familiar!
Te podemos contar Guzu que llegas en un día muy especial en este lugar. Hoy celebramos la cena de los tulipanes multicolores, por el día viven en el jardín y por la noche acuden a la cita de todos los años, y cenan con nosotras.
!Que estampa tan colorista! me siento como en medio de un jardín rodeado de flores. Un jardín dentro de la casa. -Sí le dicen las niñas, los tulipanes cenan y vuelven a su jardín-.
La cocina de la abuela Ugandina estaba llena de personas y su cara era un tulipan, una cena de tulipanes de múltiples colores rojo, amarillo, azul, verde, blanco, violeta y rosa.
!Un jardín de tulipanes sentandos a la mesa!- rieron Violeta y Amapola.


Guzu y su vieja amiga Ugandina recordaron historias vividas juntos desde hace muchos, muchos años, -ante los ojos saliendo de sus cuencas por la excitación de sus historias de las dos niñas-, ambos eran ya muy viejos. 
Guzu con su semblante sereno y satisfecho después de haberse tomado unos buenos calderos del rico chocolate, se despidió de las tres y tomo camino de regreso al Valle Perdido para volver a recostarse simulando formar de nuevo una gran colina, conocida por los alrededores como la Colina Guzu.
Hundió su profundo esqueleto en el fondo del valle y hechó una mirada al Gran Bosque Quemado. 
Vió satisfecho como este comenzaba a reverdecer.
....Y dejando su ojo izquierdo de guardián entreabierto esbozó una dulce sonrisa y quedó sumido de nuevo en un profundo sueño.