lunes, 4 de junio de 2012

El hombre de la capa roja

El hombre de la capa roja

La  montaña quedó expectante..las dos niñas tomaron el camino de nuevo, un águila revoloteaba en lo alto -debe estar cerca la Cueva del Águila le dijo Violeta a Amapola, otra señal de que no hemos perdido del camino-  las dos niñas quedaron mudas ante la presencia de un ser muy alto, con una presencia imponente, que les salió a su paso. Reflejaba un  carácter arduo, severo, y una piel petrea y alisada por el duro frío del lugar.
Se agarraron una a la otra. Iban cogidas de  la mano. Con sus faldas a tablas de cuadro rojos y sus blusitas blancas, parecián identicas. Su pelo era castaño arrubiado y su piel muy  clara y de su rostro no se quitaba la cara de susto desde que salieron de la choza.

Brilla el camino Amapola –el camino estaba salpicado de piedras brillantes- , nadíe las había colocado, eras pequeñas piedras de pirita y el reflejo de una brillante luna las hacía destellear.

¿Quién eres?, preguntó tímidamente una de las niñas.
Yo soy el que enciendo todas las mañanas la luz de las velas de la Cueva Dorada y por las noches me acerco a apagarlas.
Por lo alrededores me conocen como el hombre de la capa roja.
Su nombre le venía dado porque siempre llevaba encima de sus hombros cubriendo su esbelto cuerpo una amplia capa de un color rojo oscuro agranatado. Ese era su vestuario desde que vivía en la Cueva Dorada.

Decidme ¿a dónde os dirigís? Nos dirigimos a la Cueva del Tesoro, también llamada la Cueva de Lomas. Llevamos una encargo de la vieja  sabia chocolatera. Está muy enferma  y solo un ser que vive allí puede ayudarla, bueno mas bien allí vive un ser que cuida la cueva y guarda un elixir curativo que solo el sabe preparar.
Vivimos en la otra ladera de la montaña con la vieja chocolatera. ¿La conoces?
!Quien no conoce a la vieja chocolatera, y   probado alguna vez su cálido y aromático chocolate!. La sabia Ugandina.

Os llevare a mi cabaña, allí  descansareis antes de continuar vuestro camino.
¿A que te dedicas Mateo? El hombre de la capa roja les contestó con una sonrisa, esa fue su respuesta.
Su cueva estaba pintada de un color dorado y estaba iluminado por múltiples velas encendidas día y noche. Sus paredes eran de un color ocre amarillento, que con la luz de la velas reflejaban un intenso tono oscuro dorado.
Si,  hay veces que han llegado aquí confundidos buscando la Cueva del Tesoro - pero eso pertenece a otra historia-  aquí el único tesoro es la luz que  refleja el dorado de sus paredes.
Mateo les sonrió de nuevo, esa fue su respuesta y quedó en silencio.
Amapola miró de reojo a su hermana, y Violeta pudo leer en sus ojos. Si, nos hemos encontrado con un personaje muy misterioso. Será hombre de pocas palabras, pensaron juntas.
Contrastaba su silencio, con la tranquilidad que emanaba su rostro y se podía respirar un aire fresco dentro de la cueva que calaba en los huesos de ambas niñas.
Esta cueva tranquiliza se atrevió a decir Violeta y miro desde su pequeña altura a Mateo, y  este volvió a sonreir y en su rostro se pronunció un perfil lleno de bondad.
Y  las niñas no entendieron bien, pero tranquilizaron su miedo.
Retomaremos el camino al amanecer, hemos quedado de llegar a la cueva de la Peña dorada con el primer día de luna llena. Nos espera Verdespín.
¿Quién es Verdespín preguntó Mateo?. La vieja Ugandina nos dijo al despedirnos "os advierto de que vais a encontraros con Verdespín. ¿Quien es la preguntamos? es un pequeño ser con piel verde y espinas por todo su cuerpo, que se alimenta de los berros que cría la charca próxima a la Cueva del Tesoro y el riachuelo que se filtra del lago que hay dentro de la cueva, "no os asustéis al verle, en principio impresiona". es el guardián de la cueva, para pasar dentro tiene que daros él permiso. Custodia su territorio como algo sagrado.

a