jueves, 21 de junio de 2012

Verdespin


Al salir de la Cueva Dorada vieron que llovía a cantaros pero emprendieron el camino. El cielo estaba muy cerrado, no dejaría de llover en mucho rato y tenían mucho camino que andar. Sabían que tendrían que llegar antes de que Verdespín cerrara la puerta de la Cueva del  Tesoro y pudieran pasar.
Deberían llegar con la próxima luna llena para poder divisar la entrada claramente. Esa noche era luna llena y esa  era la señal que tenia el guardián del bosque para dejarlas pasar. “Llegaran el primer día de luna llena”.  Iban como sopillas empapaditas en agua, agarraditas de la mano.

La vieja nos contó su historia, es Verdespin, tiene un cuerpo desnudo lleno de espinas que se meten entre su piel y un aspecto huraño y enfurecido y mucha gente sabe de él porque en contadas ocasiones se le ha visto por el lugar y la gente huye ante su aspecto tenebroso y su color verdusco. 
Al amanecer recoge los berros que emergen del lago de aguas cristalinas que mana de la Cueva del Tesoro, eso solo en la primavera, cuando nacen. Luego vuelve a su cueva e inverna todo el año, pasa muchas horas descansando y dormido, salvo cuando siente que alguien se acerca a la cueva y entonces clava sus fuertes piernas en la puerta y toma una postura impenetrable impidiendo el paso al que quiera entrar.

La vieja sabia fue en su día su maestra, ella le enseñó todo lo que sabe, y sabemos que siente veneración por ella. Dentro de la cueva del tesoro hay un gran lago que nadie del lugar ha podido atravesar, sus gélidas aguas dejan paralizado al que se sumerge en ellas y mueren de frío. Solo Verdespin es capaz de lograrlo, solo él conoce el secreto que se esconde detrás del lago. Allí prepara sus unguentos y elixires y es de lo que se alimenta el resto del año. No vive solo. Toda la montaña está oredada de huecos y caminos y conoce otros seres que viven en su interior...continuará.