jueves, 21 de junio de 2012

Verdespin


Al salir de la Cueva Dorada vieron que llovía a cantaros pero emprendieron el camino. El cielo estaba muy cerrado, no dejaría de llover en mucho rato y tenían mucho camino que andar. Sabían que tendrían que llegar antes de que Verdespín cerrara la puerta de la Cueva del  Tesoro y pudieran pasar.
Deberían llegar con la próxima luna llena para poder divisar la entrada claramente. Esa noche era luna llena y esa  era la señal que tenia el guardián del bosque para dejarlas pasar. “Llegaran el primer día de luna llena”.  Iban como sopillas empapaditas en agua, agarraditas de la mano.

La vieja nos contó su historia, es Verdespin, tiene un cuerpo desnudo lleno de espinas que se meten entre su piel y un aspecto huraño y enfurecido y mucha gente sabe de él porque en contadas ocasiones se le ha visto por el lugar y la gente huye ante su aspecto tenebroso y su color verdusco. 
Al amanecer recoge los berros que emergen del lago de aguas cristalinas que mana de la Cueva del Tesoro, eso solo en la primavera, cuando nacen. Luego vuelve a su cueva e inverna todo el año, pasa muchas horas descansando y dormido, salvo cuando siente que alguien se acerca a la cueva y entonces clava sus fuertes piernas en la puerta y toma una postura impenetrable impidiendo el paso al que quiera entrar.

La vieja sabia fue en su día su maestra, ella le enseñó todo lo que sabe, y sabemos que siente veneración por ella. Dentro de la cueva del tesoro hay un gran lago que nadie del lugar ha podido atravesar, sus gélidas aguas dejan paralizado al que se sumerge en ellas y mueren de frío. Solo Verdespin es capaz de lograrlo, solo él conoce el secreto que se esconde detrás del lago. Allí prepara sus unguentos y elixires y es de lo que se alimenta el resto del año. No vive solo. Toda la montaña está oredada de huecos y caminos y conoce otros seres que viven en su interior...continuará.

domingo, 17 de junio de 2012

Rocoso



Tiene una gran ojo que se abre y se cierra y te engulle y esconde cuando tienes miedo. Ese gran ojo de noche llora lágrimas negras de dolor, del dolor que sufren todos los seres que viven daños en la aldea cercana. Su presencia es imponente y te atrae como un gran imán.A lo lejos se le ve tan real que parece que tuviera vida y respirara y sus piedras brillan en tonos grisaceos.


Por los alrededores se le conoce como el nombre de Rocoso. Lleva este nombre por su aspecto pétreo y su piel recubierta de rocas cuarteadas por el frío, el agua, la nieve y el sol. 
Es tan viejo como la montaña. Es una montaña que siente y tiene vida propia.
Es  un caballo ancestral, con un gran hocico alargado y un cuerpo robusto y pesado con la forma de una gran vaca.
Este entrañable ser vivo, te transporta a otra época, a otro lugar.
Está vivo aunque inmóvil incrustado en la montaña, no ocurre lo mismo con el gran dinosaurio que ocupa la montaña siguiente, en la que yace su gran cuerpo descansando como de una gran siesta, pero eso pertenece a otra historia que puede contarse.
Siento su respiración en los poros de mi piel. Y hay una comunicación tan próxima y cercana que es, como si ambos fuéramos parte de un mismo ser, y nuestras respiraciones se unieran.
Aunque su nombre es Rocoso, todos le llaman cariñosamente Azulete, por el tono azulado en que se torna su piel por las noches, confundiéndose en el horizonte con el color del cielo y dejándose de percibir su figura.

Todos los días al atardecer, se puede ver a los habitantes de los pueblos cercanos, acudir a visitar a Rocoso. Llevan cargados a sus espaldas  pesados sacos llenos de piedras que engulle por su Gran Ojo, que siempre tiene abierto.
Este Gran Ojo te atrae como un imán y al acercarte a él te mete en su interior. Así hemos podido ver que la montaña guarda secretos ocultos, y tiene grandes hornos ardiendo toda la noche con las piedras que le llevan. De esta tarea se encargan los conguitos, unos seres muy pequeños y traviesos, que viven en el interior de la montaña. Son los fogoneros que viven en el sótano y de los que Roncho es el jefe. Los aldeanos  les describen con una cara tiznada y su  piel agrisada, unos ojos negros muy brillantes con una bics cómica y juguetona. Trabajan toda la noche en los hornos que hay en el interior de la montaña echando alquitrán y piedras. Tienen mucha energía nunca se agotan.

Del alquitrán que sale de los hornos que deboran las piedras con el fuego, Azulete llora en silencio lágrimas negras que expulsa por su Gran Ojo todas  las noches, transformando el dolor de todos los seres que viven en el lugar.

Y al despedirse de los seres que retornan una vez vaciadas sus piedras siempre le dice:
“Que el espíritu de la montaña os protege y os de fuerza”
Y ese Gran Ojo siempre despierto y abierto, les acompaña en su vuelta  a casa.






miércoles, 13 de junio de 2012

El Viejo Castaño



El viejo castaño

...Mi vida es estar quieto, esperar tranquilo, chupar de la tierra
y recibir  cada día de nuevo la luz....
Yo toda mi vida la he dedicado a estar tranquilo....
eso si,  elegí un lugar hermoso para vivir...


    El viejo castaño es un majestuoso árbol que preside la tranquilidad de un lugar bordeado de montañas, y su presencia inunda un gran bosque salpicado de una naturaleza salvaje, refrescada por riachuelos y adornada con caprichosas rocas.
Al acercarse al lugar, se le ve resguardado en un ligero rellano. Allí sitúa su trono como lugar elegido para vivir, ocupando el centro del bosque, rodeado de árboles y vegetación. Preside el bosque unido a la tierra con férreas raíces, que rompen el suelo y enmarcan su inmenso contorno extendiendo sus fuertes brazos al cielo, enlazándolo con la tierra. Es un viejo, grandioso y frondoso castaño.
Solo él conoce tantas historias de amor vividas , unas contadas por seres que han tenido la suerte de conocerle y otras  guardadas secretamente en sus cambiantes hojas, que cada año vuelven a brotar con más fuerza.
De tanto ensancharse por dentro, el viejo castaño acabó corvirtiéndose en una gran cabaña que da cobijo a los seres que llegan al lugar. Es la cabaña del bosque.
Acoge a todo el que llega y le recibe con todos sus brazos abiertos, tantos como ramas extiende al cielo.

  El es el mago, el sabio, la alegría y también es un abuelo, el abuelo del bosque. El  viejo sabio,  derrama amor y ternura por todos sus nudillos y sus ramas están siempre abiertas para abrazar y curar. La alegría nunca abandonó al viejo árbol que vierte por sus múltiples cortezas entrecortadas haciendo dibujos, que parecen bordados... “sí, los bordados los hace la abuela, en los ratos libres”. Porque allí  vive con su amada..., la abuela del bosque,  !que siembra el lugar de belleza!


    Un día llegó a este hermoso lugar una niña de muy corta edad y vivió un tiempo con el viejo árbol. Clara llegó al bosque perdida y muy asustada, y allí encontró un lugar donde estar tranquila y curar sus cansados brazos. El árbol más viejo del bosque cuidó a Clara con sus unguentos y la cubrió de ternura y bondad con todas sus ramas.
La enseño muchas cosas y fue testigo de que el  amor aun sigue vivo  en el bosque. Nunca más volvió a estar sola. Juntos revivieron historias que jamás  podrán olvidar.







El viejo buscador de escorpiones

... En el interior del bosque vivé un viejo y frondoso castaño, es el árbol más viejo del lugar. Dicen por los alrededores que el es un viejo sabio. Es la cabaña del bosque, le dijo un ser misterioso que la recibió a la entrada del bosque..

Hala, Clara vamos a darnos un paseo por el bosque, te enseñare el lugar. Anda despacio…, mas despacio…, mis pies son muy pesados –y el viejo castaño andaba torpemente, como si llevara puestas unas pesadas botas, pum, pum, pum... primero de un lado y luego del otro... y movíendo sus grandes ojos como un péndulo, reía …jo,jo,jo…..-
Ven vamos  a entrar a ver a un amigo.  -Pero, ¿puedes entrar en las casas?- ....más que entrar me asomo.... ¡con tanto ramaje!....Te presentaré a un viejo amigo. Es un ser muy especial, el cuida que el bosque no corra peligros y recibe a la gente que llega al lugar,  aquí le llamamos el “viejo buscador de escorpiones”. Se llama así porque antes de venir  a vivir a este bosque, se dedicaba a buscar escorpiones.

Un abrazo, viejo amigo, mira que bien acompañado vengo.
- ¡Ah, un momento, a esta niña la conozco!. Si, ahora recuerdo nos encontramos a la entrada del  bosque, siempre ando merodeando por los alrededores y recibo a la gente que llega.
-Ya recuerdo, es difícil de olvidar tu aspecto de hombrecito con ese gran faro incrustado en tu frente, menuda luz  daba, me deslumbró-.
Sí, ahora soy el guía de este bosque, recibo a la gente que llega y les digo sigue por aquí...les enseño el camino.
-Recuerdo que me dijiste.... no temas pequeña, no tienes pérdida encontrarás al viejo sabio dentro del bosque, el te dará cobijo, es la posada del bosque...tu sigue adelante. Te veo muy tranquila, ya veo que encontraste lo que buscabas. Y despidiéndose del viejo buscador de escorpiones se dirigieron de regreso a la cabaña del bosque.

¿Dónde vas tan deprisa, pequeña?. Anda mas despacio.
-Vamos, vamos... se nos va el día sin hacer nada-
Te veo muy inquieta ¿Qué quieres hacer, pequeña?.
- No se, cosas_.
Eh! Eh!, quieta un momento. Aquí  nunca se hace nada, nunca hay prisa, tienes todo el tiempo del mundo. Aquí pequeña, sólo se está, estar aquí es suficiente, sólo tienes que dejarte sentir. Aquí ya está todo hecho. ¿Y a dónde quieres pequeña?   




La historia de las ramas secas

“Y por el lado que tiene la piedra es su regazo...”

Recuerdo cuando llegaste al bosque- decía el viejo árbol a la niña-..., no recuerdo exactamente  cuanto hace..... aquí el tiempo está parado,  y muchos días no se en que día vivo….bueno suelo aproximarme un día arriba... un día abajo. Estabas  muy asustada. ¿Que te ha ocurrido pequeña? te pregunté... ja,ja,ja...

No te rías viejo castaño, es una historia llena de tristeza.
 A ver saca, saca…
- Vine...,  ¡déjame agarrarme a una de tus ramas!... arrastrada por la fuente corriente del pozo que había en el lugar donde vivía... allí... se fue  acumulando tanta tristeza... ¡Óh no quiero acordarme!..., que hasta el pozo comenzó a brotar y brotar tristeza...,  tanta..., que un día la corriente se desbordó y se formó un gran río que me arrastró hasta este hermoso lugar.

¿Y qué les ha pasado a tu brazos, los traes colgando como si se  te hubieran roto?. 
-Sus brazos eran tan largos que llegaban hasta sus rodillas, como si alguien los hubiera estirado-.
Mis brazos siempre están cansados, yo soy porteadora de agua.
¿Porteadora de agua? Nunca lo oí.. Estás torpecillo esta mañana..., viejo árbol,..., quiero decir, que transportaba al pozo pesados calderos de agua, durante todo el día.

Toqué tu espalda y te dije :
¡Pequeña niña tienes más nudillos que un viejo árbol. ¡Anda entra!,  tus cansados brazos necesitan descansar.
Y pasé dentro de tu gran cueva, que era un árbol hueco, y  por dentro era una casa cálida y llena de paz.
Te construiré unas tablillas con mis ramas secas, que guardo para el invierno. Y así lo hizo.
- Sí, me acuerdo, me preparaste un emplaste hecho con hojas de castaño y con hierbas medicinales y cubriste toda mi espalda. Y me dijiste ¡queda quieta y relajada,  permítete descansar y parar!

Siéntate aquí. -¡Qué piedra tan hermosa, con su color terroso rosado y su forma que recuerda a un corazón!-. Sí  pequeña, es muy hermosa, es la piedra del abuelo. Qué recuerdos aquellos cuando yo era abuelo y sentaba a mi pequeña en mi regazo, cogía   sus blanditas  manos, me miraba con unos ojos abiertos que se agrandaban al mirar y me  decía … ¡cuéntame una historia abuelo!
Agárrate bien y escucha, mientras te preparo las tablillas para tus cansados brazos…te contaré una historia sobre mis ramas secas…, - y le empezó a contar...-

”No llevo cuenta la de ramas secas o cortadas que se han  desprendido de mi.
Hubo un tiempo que me resistía a su muerte, las retenía, las ataba con cuerdas para que no cayeran, hasta que un día me di cuenta del error.”-Mira cayó un nudillo de tu espalda-
“Toda mi sabia se la gastaban y comían mis ramas secas y empecé a flaquear y a poner mala cara. ¡Qué mala cara traes hoy viejo castaño!, me decían. Pero si yo como bien!. Las ramas secas me robaban la vida.

¡Esto no puede ser, algo no hago bien!. Quedé pensativo mucho tiempo, se me notaba en la cara y todo el mundo me preguntaba ¿qué te ocurre viejo amigo?.
No sabia que me pasaba, sólo me sentía débil y muy cansado. Tan mala cara debí poner que un día vinieron a verme varios castaños de los alrededores.”


El  viejo castaño inmovilizó sus   brazos con sus  ramas secas,  y así empezaron a descansar…. -eso es, un poco de emplaste de castaño y déjalo secar-. Aprende a quedarte quieta.


 “ Te iba contando que una noche acudieron a visitarme varios árboles cercanos y me dijeron , ¿no te ves?. Me puse los lentes y dije... ¿como?..... Quita los lentes.......
-.ja,ja,ja..., que gracioso... un árbol con lentes....¿donde se vio?-..., le decía la niña.-
  
¿No ves tus ramas secas viejo sabio?. Debes cortarlas, estás enfermando. Nosotros te ayudaremos. Si, sabemos que será doloroso, pero debes hacerlo.
¡ Ahí aprendí a verme! ,  y me dije, están secas, déjalas caer y chupa de tus raíces para crecer y estar fuerte.”

Ahora entiendo que estés lleno de vida, viejo árbol, veo como te brota por todos tus nudillos y tus hojas están frondosas y frescas como recién regadas por el rocío de la noche. Tu eres vida.

-Esto va bien, pequeña , cayó otro nudillo….-.
 Aprende a descansar y a quedarte quieta. Párate. 
Hasta que sepas donde ir quédate aquí en este bosque,  mientras estate quieta. 
“Aquí... estás... no necesitas ir a ningún lugar... ya estás en un lugar... “ -como me repito- jo,ja,jo,ja-.
Mira que estás graciosillo esta mañana, jo,jo,jo,.. ahora cambias de la a.. a la o... Ahora me río yo,...ja.jo,ja...
Quédate aquí hasta que sepas donde ir. “Aquí puedes estar el tiempo que necesites. 
Tu eres mi pequeña. Yo soy feliz cuidándote y curándote con mis unguentos”. 
¡Puedes quedarte aquí hasta que sepas donde ir!
Solo se que aquí estoy bien viejo sabio, este es un lugar hermoso para vivir.
- Te haré caso, me quedaré aquí. Me quedaré aquí hasta que sepa donde ir.




La risa del abuelo

¿Eres el abuelo de este bosque?,
Si, soy el abuelo, el abuelo de este bosque, decías con tu voz huprofunda.
Pero un abuelo muy fuerte y joven. Ja, ja, ja... no me hagas reír, ¿yo joven?.
Y  la risa del abuelo resonaba en todo el bosque con su voz hueca y profunda como si fuera muy, muy vieja, ja, ja, ja, ja.

Jo..jo..jo..jo...., y al reirse movía sus grandes ojos haciendo semicírculos de un lado
a otro,  como si fueran un gran péndulo.
jojo..., jojo....,  y yo me reía con él.
y todo el bosque se ponía a reir…menudas carcajadas se oían,….y éste le contestaba con su eco jojojoooo...., jojojooo.

¡Así me gusta, que se ría mi niña!.  Me están entrando ganas de reír a mí. Ja, ja, ja.
Me gusta tu risa,... Claro, viejo árbol,  es una risa muy vieja, ja,ja,ja.
Hacía tiempo que no me reía tanto, pequeña. Sólo ver esbozar tu media sonrisa, ya me hace reír. Si te digo la verdad..., tenía muchas ganas de reír, pero yo solo..., no me atrevería, me mirarían los árboles de los alrededores como si estuviera chiflado, ¡un viejo chiflado! Necesitas a alguien para reír. jo...,jo...,jo..., tengo suerte, los árboles de este bosque son muy risones y siempre hay algún árbol gracioso con ganas de reír.
jo,jo,jo,jo...., y la risa del abuelo resonaba en todo el bosque con su voz hueca  y profunda como si fuera… muy, muy vieja.

Yo querría que todo el mundo riera, como tu. Que árbol mas risón. ¡
- Ja, ja, ja,...pequeña, se me va a hacer la boca grande de tanto reir
¡Qué niña ésta, me gusta!
-Pero entonces no entiendo  ¿tu eres un mago?  Si, para mi  eres un mago tienes cara de mago, de mago risón-.
Ah! Sí,  la risa y la alegría  nunca me abandonaron pequeña,  y gracias a ella me cargo con más empuje, de paso que  echo una carcajada, chupo y la savia sube,... como si tomaras  un zumito con pajita...buf, buf, buf...
Cuánta paz se siente aquí Viejo Castaño.
¿Qué es la paz, pequeña?.
 No se explicarte bien, algo que se siente, se parece a tu medicina.

-No sabía que en el bosque hubiera esta  alegría . Si lo se, vengo antes. Ja,ja,ja  que  me parto contigo abuelo. ¡Qué árbol más gracioso y más risueño!
Yo querría que todo el mundo riera como tu. Y que tuviera tu alegría, el mundo sería más feliz, sería como este bosque. Este lugar está lleno de belleza y de paz y le brota la alegría.
-          jo,jo,jo,jo...., y la risa del abuelo resonaba en todo el bosque con su voz hueca  y profunda como si fuera… muy, muy vieja.











La tejedora


La araña que teje y que teje
Contemplad pues con humilde mirada,
la pieza maestra de la eterna tejedora:
como anima mil hebras una  sola pisada,
las lanzaderas disparan a un lado y a otro,
y las hebras fluyen encontrándose
y un solo golpe sella mil uniones;
esto no lo reunió ella mendigando,
lo ha ido maquinando desde la eternidad, a fin de que el eterno gran Maestro pueda tranquilo urdir la trama.
Goethe

miércoles, 6 de junio de 2012

El Gran Bosque Quemado



En la ladera de  la montaña, cubierta de un bosque oredado de cuevas con puertas secretas, vive una vieja sabia chocolatera en una choza de paja. Es el Gran Bosque Quemado. A lo lejos, su desnudez dibuja unos grandes labios, empezando a sonreír.  
Desde ese lugar mirando al horizonte, desde un gran mirador, se divisa un hermoso valle, en el que se dice vive camuflado un viejo dragón recostado, que a lo lejos parece formar una gran colina. En sus alrededores se encuentra escondida la ciudad de la luz, un lugar misterioso y oculto del que las leyendas hablan, y al que aún no se sabe como llegar.
Desde el gran incendio que arrasó el lugar, el viejo dragón se convirtió en su secreto guardián y aunque lleva años sumido en un profundo sueño, con uno de sus ojos medio abierto permanece siempre alerta, resguardando el bosque y la ciudad de la luz.
La vieja sabia quedó fascinada mirando al cielo.
- Hoy el gran dragón se ha movido.
-¡He visto reflejada la sombra de su pesado esqueleto en una nube! Y eso es que está despertando de su profundo sueño, dijo la vieja sabia a Violeta y Amapola, dos niñas que aparecieron perdidas en el bosque y que viven en la choza de la vieja chocolatera.
- Hoy acudirá a visitarnos.
-Traed leña para encender los fogones, tenemos que preparar muchos pucheros de chocolate, hace mucho tiempo que reposa y traerá mucho hambre. Vendrá de noche antes de que amanezca, le guiará a la choza el dulzor del olor del chocolate.
Y recogiendo su musculoso cuerpo se dirigió a la choza. Cuando llegó al lugar, el bosque aún permanecía dormido y salieron a su encuentro las dos niñas.

¿Vosotras no me conocéis?, preguntó a la niñas. Sí,-Sabemos de ti todas las noches, reconocemos tu hondo rugido resonando en el bosque, mientras duermes, uf,uf,uf.
Y contarme Violeta y Amapola ¿como está el bosque desde el gran incendio?. Y le empezaron a contar... Se va recuperando poco a poco de su vieja herida. Hemos cubierto sus grandes calvas con hierbabuena, y repoblado su tierra desierta con flores. La frescura de la hiedra que ha crecido en el lugar penetra por su piel, y le va calmando.
Todas las noches le cubrimos con una gran gasa blanca, para que el rocío del atardecer le empape y le alivie su vieja herida.
Y el semblante del gran dragón se enterneció oyendo a las niñas y acariciando su dorado pelo que brillaba como si fueran hilos de cobre. Las dijo seguid contándome..., -y la niñas le siguieron contando- Se va acostumbrando a mostrar su desnudez, y él sabe que necesita mucho tiempo para recuperarse, y volver a ser el bosque que un día fue. 
Sabemos que lo logrará, nosotras le cuidaremos hasta que eso ocurra. La vieja sabia es muy generosa con el, y tu su mejor guardián.


¿Como te llamas viejo amigo? -Le preguntan las niñas al dragón- Me llamo Guzu, llevo el nombre de la colina donde habito !es tradición familiar!
Te podemos contar Guzu que llegas en un día muy especial en este lugar. Hoy celebramos la cena de los tulipanes multicolores, por el día viven en el jardín y por la noche acuden a la cita de todos los años, y cenan con nosotras.
!Que estampa tan colorista! me siento como en medio de un jardín rodeado de flores. Un jardín dentro de la casa. -Sí le dicen las niñas, los tulipanes cenan y vuelven a su jardín-.
La cocina de la abuela Ugandina estaba llena de personas y su cara era un tulipan, una cena de tulipanes de múltiples colores rojo, amarillo, azul, verde, blanco, violeta y rosa.
!Un jardín de tulipanes sentandos a la mesa!- rieron Violeta y Amapola.


Guzu y su vieja amiga Ugandina recordaron historias vividas juntos desde hace muchos, muchos años, -ante los ojos saliendo de sus cuencas por la excitación de sus historias de las dos niñas-, ambos eran ya muy viejos. 
Guzu con su semblante sereno y satisfecho después de haberse tomado unos buenos calderos del rico chocolate, se despidió de las tres y tomo camino de regreso al Valle Perdido para volver a recostarse simulando formar de nuevo una gran colina, conocida por los alrededores como la Colina Guzu.
Hundió su profundo esqueleto en el fondo del valle y hechó una mirada al Gran Bosque Quemado. 
Vió satisfecho como este comenzaba a reverdecer.
....Y dejando su ojo izquierdo de guardián entreabierto esbozó una dulce sonrisa y quedó sumido de nuevo en un profundo sueño.

martes, 5 de junio de 2012

La serrería de las cigarras








¿Qué te dice hoy su canto?

Parecerían violines
eso sí poco afinados
que repiten y repiten
con sus dientes afilados
sierran troncos todo el día
y en el bosque han creado
una nueva serrería





Anoche de madrugada me desperté sobresaltada.
¡Sentí un fuerte rugido!. Era el viento enfurecido que abrió puertas y ventanas y sembró el campo de ramas y hojas entrecortadas, que almohadillaron el campo y tendieron una alfombra, como un compost en la tierra para pisar por esponjas. –era la señora Tomasa-
Salí temprano a la huerta y encontré a Nicoleta totalmente descompuesta,  sentada en su meseta, con cara de extraterrestre y sus coletas desechas –que era la espantapájaros que había en la huerta y cuidaba la cosecha-.
- “El fuerte viento ha llegado, las cigarras lo anunciaron con su estridente canto”-, le dijo la espantapájaros a la señora Tomasa.
Nadie creía en el bosque que el canto de la cigarra anunciaba el fuerte viento, ahora ya la creerán cuando vuelva a cantar.

Ahí llega la cigarra Nicolasa con cara bien preocupada ¿Qué te pasa Nicolasa que vienes tan preocupada? les preguntan Nicoleta a la señora Tomasa.
- El viento con su rugido ha tirado de las ramas a muchas de las cigarras y ahora no pueden cantar. Mientras estábamos cantando llego un fuerte tornado que nos tiro de las ramas y muchas de las cigarras se cayeron de las ramas.
Y así de pronto en el bosque dejó de oirse su canto, y todo el bosque preocupado se pregunta ¿Qué ha pasado? –“¿Qué ocurre cigarrillas que no oímos vuestro canto?”
-“Nuestros dientes se han cortado y no suenan estridentes ni tiene fuerza su canto”


Y todos los seres del bosque les cantan a las cigarras para recobrar su canto:

Canta, canta cigarrita,
     Y alégranos con tu canto
   despiertanos la mañana
    espolvoréanos de calma
     que contigo me despierto
  y me avivo por dentro.
                                                    
A la hora de la siesta
oigo cantar las cigarras,
y me alegran con sus coros
de voces bien desgarradas.
Han oído mi llamada
se recuestan a la siesta
anunciando el fuerte viento.
Hoy si cantan las cigarras
hoy si cantan las cigarras.

Tu canto me llega al alma
cigarrita, cigarrita
tu canto me llega al alma.
Hoy si canta la cigarra
viene el viento y la despierta
se oye el canto entre las ramas
por un hilo llega al alma.

¡Hoy si canta la cigarra!
¡hoy si canta la cigarra.            
¡me acompañas con tu canto!
  con tu tic-tac como sierras
    vas hablando y escribiendo,
 tu trascribes con tu canto
   todo lo que estoy soñando.

-¿”Qué haremos con tanta rama”? Se dicen Nicoleta y la señora Tomasa.
Preguntemos a las cigarras, ellas nos lo dirán.
Las cigarras vieron claro que hacer con tanto ramaje, crearemos en el bosque una nueva serrería. Construyeron una nave con los troncos recogidos, que los zánganos transportaron en hileras como un sendero de hormigas. 
Y en la nueva serrería, las cigarras afilaron bien sus dientes haciendo serrin todo un día, y volvieron a cantar.

-“Mientras nosotras cantamos los zánganos irán serrando. Su canto les hizo de alarma y despejaba a los zánganos.¡A ver quien puede dormirse con sus zumbidos cantores!”.                                          
¿A quien le cantas cigarra? Le canto al bosque, y al viento.

-“Tu zumbido me acompaña en la soledad del alma, me arrulla y me enternece con su sonido vibrante, que buye efervescente y me hace reavivarme.
Me envuelves con tu vibrar me despejas de mi sueño, de mi cuerpo adormecido por el fuerte sol y el sueño, de una noche despejada por un enfurecido viento".

Recibiendo la llegada del invierno, todo el bosque celebró una fiesta, que sería abrigadito con tanto tronco recogido y agradecieron al viento que gracias a su rugido tendrían un invierno muy calentito.


Hoy cantan muchas cigarras en lo alta de las ramas, 
escriben cuentos y rezan y cuentan historias secretas.


La cigarra Cardaluz

lunes, 4 de junio de 2012

El hombre de la capa roja

El hombre de la capa roja

La  montaña quedó expectante..las dos niñas tomaron el camino de nuevo, un águila revoloteaba en lo alto -debe estar cerca la Cueva del Águila le dijo Violeta a Amapola, otra señal de que no hemos perdido del camino-  las dos niñas quedaron mudas ante la presencia de un ser muy alto, con una presencia imponente, que les salió a su paso. Reflejaba un  carácter arduo, severo, y una piel petrea y alisada por el duro frío del lugar.
Se agarraron una a la otra. Iban cogidas de  la mano. Con sus faldas a tablas de cuadro rojos y sus blusitas blancas, parecián identicas. Su pelo era castaño arrubiado y su piel muy  clara y de su rostro no se quitaba la cara de susto desde que salieron de la choza.

Brilla el camino Amapola –el camino estaba salpicado de piedras brillantes- , nadíe las había colocado, eras pequeñas piedras de pirita y el reflejo de una brillante luna las hacía destellear.

¿Quién eres?, preguntó tímidamente una de las niñas.
Yo soy el que enciendo todas las mañanas la luz de las velas de la Cueva Dorada y por las noches me acerco a apagarlas.
Por lo alrededores me conocen como el hombre de la capa roja.
Su nombre le venía dado porque siempre llevaba encima de sus hombros cubriendo su esbelto cuerpo una amplia capa de un color rojo oscuro agranatado. Ese era su vestuario desde que vivía en la Cueva Dorada.

Decidme ¿a dónde os dirigís? Nos dirigimos a la Cueva del Tesoro, también llamada la Cueva de Lomas. Llevamos una encargo de la vieja  sabia chocolatera. Está muy enferma  y solo un ser que vive allí puede ayudarla, bueno mas bien allí vive un ser que cuida la cueva y guarda un elixir curativo que solo el sabe preparar.
Vivimos en la otra ladera de la montaña con la vieja chocolatera. ¿La conoces?
!Quien no conoce a la vieja chocolatera, y   probado alguna vez su cálido y aromático chocolate!. La sabia Ugandina.

Os llevare a mi cabaña, allí  descansareis antes de continuar vuestro camino.
¿A que te dedicas Mateo? El hombre de la capa roja les contestó con una sonrisa, esa fue su respuesta.
Su cueva estaba pintada de un color dorado y estaba iluminado por múltiples velas encendidas día y noche. Sus paredes eran de un color ocre amarillento, que con la luz de la velas reflejaban un intenso tono oscuro dorado.
Si,  hay veces que han llegado aquí confundidos buscando la Cueva del Tesoro - pero eso pertenece a otra historia-  aquí el único tesoro es la luz que  refleja el dorado de sus paredes.
Mateo les sonrió de nuevo, esa fue su respuesta y quedó en silencio.
Amapola miró de reojo a su hermana, y Violeta pudo leer en sus ojos. Si, nos hemos encontrado con un personaje muy misterioso. Será hombre de pocas palabras, pensaron juntas.
Contrastaba su silencio, con la tranquilidad que emanaba su rostro y se podía respirar un aire fresco dentro de la cueva que calaba en los huesos de ambas niñas.
Esta cueva tranquiliza se atrevió a decir Violeta y miro desde su pequeña altura a Mateo, y  este volvió a sonreir y en su rostro se pronunció un perfil lleno de bondad.
Y  las niñas no entendieron bien, pero tranquilizaron su miedo.
Retomaremos el camino al amanecer, hemos quedado de llegar a la cueva de la Peña dorada con el primer día de luna llena. Nos espera Verdespín.
¿Quién es Verdespín preguntó Mateo?. La vieja Ugandina nos dijo al despedirnos "os advierto de que vais a encontraros con Verdespín. ¿Quien es la preguntamos? es un pequeño ser con piel verde y espinas por todo su cuerpo, que se alimenta de los berros que cría la charca próxima a la Cueva del Tesoro y el riachuelo que se filtra del lago que hay dentro de la cueva, "no os asustéis al verle, en principio impresiona". es el guardián de la cueva, para pasar dentro tiene que daros él permiso. Custodia su territorio como algo sagrado.

a


Soplaba el viento


Soplaba el viento, rugía sibilinamente haciendo silbidos por encima de la loma, que se llama la tierra del pozo de los lobos.

El hombre caminaba cansado pero erguido, entusiasta en su último viaje. Daba pasos lentos, paraba a respirar ayudado por su bombona de oxigeno cargada a su espalda, que le daba aliento y fuerza para retomar la marcha.

Desconocía si era consciente de lo poco que le quedaba de camino. Paramos a ver las obras del cementerio que estaban ampliando, estábamos pisando un circulo bien marcado reverdeciendo plagado de setas. Su vista seguía con la agudeza de un águila. Ahí. Ahí!, coge esa, apuntaba con su callado. Entusiasta y vital seguimos bordeando el círculo hasta recogerlas todas.

Sintió un fuerte dolor en su pecho. Ese dolor le hace respirar con mucha dificultad. Toma aire y respira le decía calmadamente, viviendo cada minuto cada paso con él.

No quería volver a casa, su medio natural era el campo, estar fuera al aire libre.

Tenía pendiente acudir a su lugar privado donde guardaba sus mas íntimos secretos. Lo comprendí ¡quería estar solo! y dejé que disfrutara de ello.

Retales


Heraclia es una tortuga tan grande que podríamos decir que es gigante.

Vivió muchos años en Grecia  y de hecho, pasaba desapercibida flotando entre varias islas y  confundida con el paisaje como una mas, con su caparazón verde musgo.

Durante años vivió aislada del mundo, sola,  flotando en el mar.

Su familia la vio siempre tan desproporcionada de tamaño, que no supo mirarla como a un miembro mas.

Esto caló muy hondo en Heraclia y decidió buscar un lugar donde refugiarse. Encontró por casualidad el valle de las siete colinas, y allí vivió años sin saberlo rodeado por otras tortugas de gran caparazón, que habían ido allí a morir.

Pasaban bien desapercibidas a los ojos de la gente,  pues a lo lejos se diría que lo que divisabas era un grupo de islotes.


Después de un largo tiempo decidió andar y nado durante días  hasta parar a recalar en un playa. Se decidió a salir a conocer mundo y llegó a Egipto.

Allí recibió una grata sorpresa. Se encontró con un cachorro de león con  unas esplendidas melenas ocre anaranjando.

Estaba solo, hambriento y herido en un costado, caminaba con mucha dificultad. Le abrió la puerta y le preparó algo de comer,  invitándole  a cobijarse en su caparazón que por dentro era una casa muy acogedora.

Desde que se conocieron se hicieron inseparables…. continuará

domingo, 27 de mayo de 2012

El Hada de la Fuentes del Bosque Encantado


Todos los días al atardecer, se oía en el bosque  el sonido del yembé, que su enamorado tocaba para ella, con la veneración y el júbilo de ofrecérselo a una pequeña diosa, y el Hada de las Fuentes empezaba suavemente  una danza melodiosa, siguiendo el ritmo del tambor.
Su cuerpo y sus ligeras faldas de gasas  ondeaban al son de sus pies, y sus brazos se elevaban armoniosamente.  Parecía que la Tierra hablara bajo sus pies movida por el  son  de la música,  y todo el bosque la acompañaba en su baile.
La danza expresaba la alegría que había en el bosque,  la alegría de vivir en el y  de sentirse vivo.
.....Y el tambor seguía sonando.....pumba, katumba, katumba, pumba...